Tres periodos fundamentales en la vida de todos
El gran filósofo austriaco, Rudolf Steiner, fundador de la Antroposofía planteó que el desarrollo del ser humano, tanto a nivel físico, como mental y espiritual se experimenta en tres periodos fundamentales dentro de su existencia.
Cada uno de estos periodos, de acuerdo a este gran filósofo, está conformado por ciclos de 7 años, dentro de los cuales se dan grandes transformaciones. Y es algo así:
Primera fase:
- De 0 a los 7 años: Esto incluye el espacio de tiempo que corresponde la vida intrauterina.
- De los 7 a los 14 años: Es el comienzo de la etapa escolar, definición de su temperamento y la adquisición de los buenos hábitos. El niño se abre ante las polaridades (bueno/malo, frío/caliente).
- De los 14 a los 21 años: Es fundamental la etapa de la menarquía y de la primera polución en los varones. La búsqueda de los amigos y las relaciones kármicas.
Steiner dice que justo a los 18 años ocurre algo importante y es que a los 18 años y medio, ocurre algo que se llama el primer nodo lunar (el sol, la luna y la tierra, están en la misma posición que cuando dicha persona nació), evento que hace cuestionar a la persona el porqué de su existencia en la tierra.
Segunda fase:
- De los 21 a los 28 años: Periodo de experimentación, pero a la vez de afianzamiento en la vida. Se viven diferentes etapas, tanto a nivel de estudios, laboral y emocional.
- De los 28 a los 35 años: Según Steiner, en este periodo se vive una especie de transmutación. Es como ubicarse en el lugar kármico, lo que quiere decir que la persona se ubica en el lugar donde va a desarrollar su “misión de vida”.
- De los 36 a los 42 años: Aquí se da el segundo nodo lunar. Justo a los 37 años de edad, y aparece la pregunta que se hace el ser humano de si ¿estoy haciendo lo que he venido a hacer? Aquí comienza una especie de “llamado del alma”, donde se remueven creencias, deseos de hacer cambios, de recomenzar.
Tercera fase:
- De los 42 a los 49 años: Comienza el desarrollo espiritual, quizás el cuerpo físico se resiente, pero la parte espiritual cobra más vida. El individuo ve la vida de otra manera, de forma más pausada. Se puede llegar a vivir una segunda juventud. Aparecen los deseos de reinventarse, cambiar de profesión, e incluso hacer cambio de ciudad o país.
- De los 49 a los 56 años: La espiritualidad va en aumento. El ser humano puede llegar a explorar prácticas espirituales. Hay más compasión y comunión con el otro, con el planeta. A los 55 años y medio se vive el tercer nodo lunar. Este nodo va acompañado de mucha introspección y reflexión. Buscando saber si se ha hecho lo correcto en la vida o si todavía hay tiempo de hacerlo.
- De los 57 a los 63 años: Hay una búsqueda y un recorrido hacia adentro. El arquetipo del ermitaño. Aquí pueden aparecer los conflictos no resueltos (con la familia, con los hijos), así como una mayor apertura de conciencia.