Los muros del miedo
Todas las creencias limitadoras surgen del miedo. El miedo es la argamasa que une las piedras de los muros que nos fabricamos, de forma inconsciente muchas veces, y que restan horizonte a nuestra vida y a nuestras posibilidades.
El miedo es un maestro del disfraz, y puede presentarse con máscaras muy diferentes que nos despistan. Quizás puedas reconocer cómo en tu caso elige algunas especiales. Cuando las detectes, podrás verlo venir, reconocerlo y, aún concediéndole un espacio para su actuación, retomar el poder de ser quien eres sin cedérselo a él.
El miedo al fracaso: Puede paralizarnos incluso antes de intentar lo que sea. Ni siquiera lo intentamos porque de antemano pensamos que estamos abocados al fracaso. Magnificamos los primeros obstáculos para confirmarlo, nos desmotivamos y abandonamos.
El miedo al éxito: Conseguir algo puede implicar mayor responsabilidad, y la inseguridad y el temor de no ser capaz de afrontarla hacen que evitemos triunfar.
El miedo a ser diferente: Intentamos no sobresalir ni despuntar en el grupo al que pertenecemos, optando por ser iguales que los demás y evitando así un posible rechazo o un trato distinto.
El miedo al cambio: En nuestra zona de confort nos sentimos protegidos y seguros. Cuando salimos de ella aparecen las inquietudes y el temor ante lo desconocido. Sin embargo, la oportunidad de cambio y evolución siempre se encuentra fuera de esta zona: es preciso cruzarla para crecer y mejorar.
Para avanzar y eliminar muros limitantes necesitamos revisar nuestras creencias y reencuadrarlas. Siempre vamos a tener creencias, es inevitable, pero podemos darles el mando de nuestra vida y dejar que la gobiernen o, simplemente, considerarlas como lo que son: Creencias, no la realidad. En este caso, reencuadrar nuestros miedos y considerarlos como retos, puede ser una buena estrategia.