El karma… Una rueda que no para

Hoy quiero referirme a un tema que no debe pasar como inexistente o de poca importancia en la vida humana. Y precisamente me quiero referir a este, movida por un tema de alta sensibilidad por las consecuencias que trae a los hijos: Manipulación a través de los niños por cuestiones de venganza, odio, resentimiento, sentido de poca valía).

Cuando hablamos de karma nos referimos a la acción y consecuencia de la acción. Y es que cosechamos lo que sembramos. Ya lo dice Deepak Chopra: “Cada acción genera una fuerza de energía que regresa a nosotros de igual manera”.

El proceso de las reencarnaciones forma parte de un inmenso plan cósmico regulado éticamente, regido por una justicia supra humana, por medio de la cual todas las acciones (karma) realizadas, incluidas los pensamientos, sentimientos y palabras, hasta modos sutiles de acción, producen unos efectos bien determinados que repercuten tanto en una sola vida como en vidas posteriores.

Hay tres tipos de karma:

• El karma Sanchita es el cosechado o almacenado a lo largo de todas nuestras existencias. Son como semillas, está latente o bajo la forma de tendencia. Es como la memoria, y puede terminar o cambiar mediante prácticas espirituales antes de que se manifieste.
• Parabdha, significa comenzado, la acción que ya se está manifestando. Es el karma que está rindiendo su fruto o su efecto en este preciso momento. No lo puedes evitar ni cambiar porque ya está sucediendo. Podemos hacer tres cosas con él: Solo padecerlo, aprender de él mientras lo padecemos o trascenderlo.
•  El karma Agami es aquel que no ha venido aún, que tendrá lugar en el futuro. Es el karma que podemos ver en el futuro dependiendo de las acciones de esta vida. Este depende de cada elección que hagamos a partir de ahora. Estamos generando karma constantemente con cada elección que hacemos, consciente o inconscientemente.

Tomar consciencia, tomar acción, hacer un trabajo constante en nuestra mejor versión, va a repercutir en esa rueda que nunca para.